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Martes, 6 de Mayo del 2025

En busca de la ciudadanía digital: primera parte

¿Qué se entiende por ciudadanía digital? ¿Cuáles son los rasgos que la caracteriza? ¿Cómo las bibliotecas pueden contribuir en este escenario? Estas son algunas de las principales cuestiones que abordaré en este artículo.

Las tecnologías de la información y comunicación (TIC), especialmente Internet y la web 2.0, no sólo son parte esencial de nuestra vida cotidiana para satisfacer necesidades personales, profesionales, de ocio, para establecer nuevas formas de interacción, expresarnos, generar y publicar contenidos, sino que también determinan cambios en las esferas de gobierno. Así se imponen conceptos como gobierno electrónico y gobierno abierto, que no son sinónimos, pero sí se vinculan: el primero es un medio para cumplir fines más ambiciosos que persigue éste último.

El denominado gobierno electrónico se refiere a la aplicación de las TICs y sus herramientas a los procedimientos administrativos y procesos preexistentes, sin que esto implique un cambio en los valores. Esto contribuye significativamente a facilitar la vida de la ciudadanía. Pero en ese marco no se contempla un compromiso por repensar la administración ni se obliga a generar modificaciones en sus modelos de gestión y cultura organizativa, sólo se tecnifican procesos, se digitaliza la burocracia y, en el mejor de los casos, se abren espacios para una comunicación más fluida e interactiva entre el aparato público y la sociedad. En cambio, el paradigma de gobierno abierto fluye desde la convicción de reconsiderar la administración pública, de transformar la sociedad y contribuir a desarrollar democracias más sanas, de pasar de las jerarquías a las redes, de asumir compromisos transversales y generar, en conjunto con otros actores sociales y económicos, valor público. 

Se puede entender de esta manera que la construcción de la ciudadanía digital surge desde el momento en el que tanto las administraciones públicas como las empresas privadas legitiman Internet como un medio legal y normalizado para llevar a cabo gestiones oficiales. Ese carácter legal de las relaciones que se establecen a través de dicho medio hace que se convierta en una vía social y política válida. En este ámbito digital legal es en el que toma cuerpo la ciudadanía digital. Esta noción global no se contrapone con la tradicional, pero implica un redimensionamiento que rompe con los límites geográficos y políticos que hoy nos dividen por la simple consideración de que la comunidad digital, ahora funciona en el espacio virtual. Es un concepto que refiere al modo en que comprendemos y habitamos en Internet y para poder ejercer plenamente nuestros derechos y responsabilidades es clave abordarlo de forma responsable, segura, crítica, reflexiva, creativa y participativa, con el fin de desarrollarnos como personas y en sociedad.

Para la UNESCO el ciudadano/a digital es quien:

  • Comprende el funcionamiento y los principios que rigen el entorno digital, analiza el lugar y papel que las tecnologías ocupan en la sociedad, evalúa su incidencia en la vida cotidiana, entiende su rol en la construcción del conocimiento y sabe utilizarlas para la participación;
  • Cuenta con la habilidad para navegar en contextos digitales complejos y comprender sus implicancias sociales, económicas, políticas, educativas y laborales;
  • Sabe hacer un uso reflexivo y creativo de Internet, tanto para el análisis crítico, como para la participación. Supone un conjunto de competencias que permite a las personas acceder, comprender, analizar, producir y utilizar el entorno digital, de manera crítica, ética y creativa

En conclusión, la ciudadanía digital es un conjunto de competencias que faculta a los ciudadano/as a acceder, recuperar, comprender, evaluar y utilizar, para crear, así como compartir información y contenidos de los medios en todos los formatos, utilizando diversas herramientas, de manera crítica, ética, y eficaz con el fin de participar y comprometerse en actividades personales, profesionales y sociales (UNESCO). 

Una de las principales características de la ciudadanía digital es que es global ya que no la restringen fronteras geográficas ni políticas. También es igualitaria en el sentido de que toda persona es emisora y receptora de información dado que los medios sociales favorecen la comunicación dialógica.

En esta conceptualización y caracterización, no se hace distinción de ninguna clase, es decir: todas las personas somos parte de este ecosistema o deberíamos serlo. Sin embargo, esto no sucede así porque aún existen desigualdades no sólo vinculadas con el acceso a herramientas tecnológicas sino también de conectividad y fundamentalmente la necesidad de contar con determinadas destrezas y habilidades para “moverse” en los espacios digitales.

En este escenario las bibliotecas se posicionan como agentes esenciales para extender la ciudadanía digital porque son instituciones que cuentan con reconocimiento social, son abiertas e inclusivas y tienen una experiencia comprobada en el diseño e implementación de programas de alfabetización informacional. Tanto las bibliotecas escolares hasta las públicas, populares y de gobierno vienen trabajando arduamente para que nadie quede atrás en este proceso de transformación global.

 Bibliografía consultada

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